Sobre el juego de la imitación y su vigencia
En su famoso artículo "Computing Machinery and Intelligence" (Turing, 1950), Alan Turing busca de forma precisa y digerible responder a la pregunta ¿Pueden una máquina pensar? Para lograrlo propone realizar un ejercicio, un juego cuyo nombre es El juego de la imitación y que es ampliamente conocido en nuestros días como el Test de Turing. El juego consiste, parafraseando, en los siguientes puntos:
- Habrá tres entes. Una persona que interrogará (
I), una persona interrogada (P) y una máquina/computadora digital (M)3. - El interrogador estará situado en una habitación aparte.
- El juego consiste en que
Idebe determinar quien de los dos entes restantes esPy quien esMcon base en una serie de preguntas escritas a traves de una terminal.
En este post indagaremos sobre si esta propuesta sigue siendo relevante y si podemos obtener una respuesta satisfactoria de parte de Mr. Turing.
Preguntar o no preguntar (?)
Intentar responder la controversial pregunta no es tarea fácil y menos en 1950 cuando fue publicado el artículo. Tanto alboroto causaba el ejercicio que, una vez definido el juego de la imitación, Turing dedica el resto del artículo en abordar las posibles contra argumentaciones y críticas que pudiera tener el ejercicio mental propuesto.
Comienza preguntándose si es útil y si es un buen enfoque tratar de llegar a una respuesta con un juego basado en preguntas. Probablemente Turing propone esta metodología como consecuencia de la época, considerando que las computadoras estaban en una etapa temprana y que se asemejaban más a lo que consideramos maquinaría industrial que a lo que tenemos hoy día en nuestros hogares o bolsillos.
Turing sostiene que el ejercicio de realizar y responder preguntas es suficiente para abarcar (o al menos simular) casi cualquier actividad de la vida humana. Esto me parece razonable considerando que Socrates ya lo proponía como un método para encontrar la verdad filosofal.
Actuar bien
Naturalmente se atienden las limitantes de las computadoras de la época alegando que conviene tener en mente que "existirán computadoras que actuaran bien" o dicho en otros términos, existirán máquinas que podrán imitar efectivamente la actividad humana, al menos en un entorno controlado.
Aquí vemos la inclinación de Turing a favor de las máquinas. Incluso vemos que retoma el concepto de máquina universal y advierte que "todos (procesos computacionales) pueden efectuarse en una sola computadora digital, convenientemente programada en cada caso". Me parece shockeante reconocer que su predicción fue relativamente acertada considerando la adopción masiva de herramientas con interface textual de pregunta-respuesta como los Large Language Models, LLMS, o, más bien, ¿Será que el desarrollo de esta tecnología fue inspirada por las propuestas de Turing? Queda como ejercicio al lector la respuesta de esta pregunta. Donde no acertó fue en sostener que "a finales de siglo podrá hablarse de maquinas sin levantar controversias". Este claramente no es el caso ya que el debate sigue en nuestros días.
Objeciones varias
Como ya mencioné, buena parte del texto es ocupada para abordar e intentar refutar las objeciones que pueden hacerse sobre el tema. Estas objeciones son tan variadas que van desde lo teológico; que alega que el pensamiento es una función del alma inmortal dotada por dios; cuestiones matemáticas, como el teorema de incompletitud de Gödel, que indica que hay cosas que las máquinas digitales, basadas en sistemas lógicos, no pueden efectuar; argumentos sobre la conciencia que apunta que las máquinas, a pesar de imitar adecuadamente, no son conscientes de lo que esta haciendo, ni sentir; la objeción de Ada Lovelace que menciona que las computadoras no están hechas para crear nada si no que están supeditadas a la programación que ordenemos; o el argumento más simple y poderoso que es "las máquinas son feas" que en todo caso es sorteado por Turing atajandose de máquinas abstractas que son "más ficciones matemáticas que objetos físicos".
Omitiendo varias objeciones abordadas me detengo en la más curiosa en mi opinión y es que Turing, fiel creyente de la clarividencia y la telepatía, plantea que si el preguntador es una persona sensible a psicosínesis puede estropear el test por lo que sugiere depurar la prueba con una "habitación a prueba de telepatía". Esto rara vez se menciona al hablar de la prueba de Turing, probablemente por que le quitaría credibilidad al famoso computólogo, y es que la telepatía no tiene sustento racional ni científico cayendo en el campo de los pensamiento oscuros o sea de la charlatanería.
Aprendizaje
Turing admite que no tiene ningún punto fuerte, hasta el momento, para
derrumbar todas las objeciones antes mencionadas. Sin embargo, se
propone a mostrar evidencia en favor de su punto de vista. Esta
sección se titula "Máquinas que aprenden" y no se me pudieron saltar
más los ojos cuando leí este título teniendo a un lado mi libro de
Machine Learning with pytorch.
Turing empuja la idea de que se pueden "inyectar ideas" en máquinas así como en mentes, que hay procesos mentales que pueden ser descritos en pasos puramente mecánicos y sostiene, no con argumentos convincentes si no como "una letanía destinada a inculcar una creencia", que será cuestión de tiempo para que los avances ingenieriles permitan el desarrollo de computadoras con la suficiente memoria y poder de computo para jugar bien al juego de la imitación.
En ese sentido hace especial énfasis en la imitación de la mente humana, desde el estado inicial de la mente al nacer, la educación que se nos da y la adquisición de experiencias. "¿Por qué no establecer un programa que simula una mente infantil?" concluye a la que habrá que enseñarle a resolver alguna tarea, comprobar si aprendió bien y luego repetir el ciclo. No es muy distinta de la definición de Mitchell, 1997:
"A computer program is said to learn from experience E with respect to some class of tasks T and performance measure P, if its performance at tasks in T, as measured by P, improves with experience E."
Machine Learning, Tom M. Mitchell (1997)
Añade que el lenguaje con el que se debe enseñar a la máquina debe ser simbólico, que la máquina puede que tenga un comportamiento que no entenderemos o puramente aleatorio y advierte que sería lo adecuado para que la máquina efectivamente aprenda "Como probablemente existe un gran número de soluciones satisfactorias, el método aleatorio parece mejor que el sistemático". Me sorprende como toda un área moderna de la inteligencia artificial como el Machine Learning es, con varias acotaciones, una inspiración directa de lo que expone Turing en esta parte de su texto.
Conclusión
En conclusión, considero que el juego de la imitación fue un buen ejercicio mental para la época en la que se pensó, considerando los conocimientos, críticas y avances en términos computacionales (siendo estos los últimos aun prematuros). Sin embargo, es evidente que este ejercicio ya esta rebasado y que hoy día, por ejemplo, un número de personas nada despreciable considera que los modelos del lenguaje con los que interactúa son entes que sienten, amigos con quienes hablar del día a día e incluso acompañantes amorosos virtuales1.
Con el conocimiento actual y los desarrollos del área de inteligencia artificial podemos decir que las computadoras, al menos algunas, ya juegan suficientemente bien el juego de la imitación. Es ambicioso intentar responder la pregunta inicial ¿Puede una máquinas pensar? Pero, si pueden imitar el comportamiento humano tan bien que no sean distinguibles para las personas, ¿vale la pena responder la pregunta? Creo que esa es la premisa fundamental del juego de la imitación.
Por otro lado, Turing sienta las bases conceptuales y se adelanta unas buenas décadas al surgimiento de la disciplina del aprendizaje de máquina y eso es lo que me parece notable de su artículo más haya del juego de la imitación. Recordemos que la adopción de este enfoque para resolución de problemas fue posible gracias al avance ingenieril que propició la creación de computadoras más eficientes, poderosas y capaces. Esto es justo lo que Turing deja tácito en su escrito y, en ese sentido, podemos darle la razón a Mr. Turing. Quizá si tenía algo de telépata después de todo2.